
La convocatoria asumió el nombre de “banderazo”. Hinchas de River llamaban a reunirse frente a la puerta del club alrededor de las 18. La consigna en Internet no fue clara, y así lo reflejaron las voces que se oyeron en Figueroa Alcorta y Quinteros. La gente cantó principalmente contra Daniel Alberto Passarella y José María Aguilar, pero en las discusiones personales, las críticas y opiniones salieron para todos lados, hasta que la situación se desmadró y la Policía intervino.
Desde que se supo de la reunión, el club fue desalojado y las puertas se llenaron de policías. A las 18:30, los uniformados de infantería se ajustaron sus cascos y formaron filas entre la entrada del club y los hinchas, que por ese entonces, y guiados por un bombo, ya habían cortado el tránsito sobre Figueroa Alcorta al grito de “¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!” La indignación era generalizada entre los casi 1000 hinchas que se acercaron a Ñúñez y prácticamente todos los cánticos responsabilizaban a los actuales y a viejos dirigentes por la situación límite en la que River se encuentra. “Llegan en alpargatas y se van en Mercedes Benz”, “Passarella botón, vos sos hincha de Boca”, y “Passarella es lo mismo que Aguillar”, fueron los hits contra el ex y el actual mandamás de River.
Distinta fue la reacción ante los jugadores. “Esto es River y hay que ganar. ¿Qué parte de que dejen la vida no se entendió?”, decía una bandera casera. Pero varios pedían aliento para los que el domingo saldrán a la cancha a intentar evitar el primer descenso en la historia de la institución. Por lo bajo unos discutían con los otros sobre el aliento o el repudio hacia los futbolistas, pero una vez que los arengadores dejaban de insultar a los dirigentes y pedían más entrega a los jugadores, la muchedumbre se sumaba a los pedidos casi amenazantes para que “dejen la vida por los colores”.
DE TODO. “No sé bien qué hago acá, pero ni a los jugadores, ni al DT, ni a los dirigentes hay que bancar. Esta es la última chance que tenemos. Que el domingo pase lo que tenga que pasar y que el lunes se vayan todos”, fueron las impresiones de un hincha de 22 años. “No nos vamos, porque si descendemos, acá va a haber muertos”, se sumó Franco de 55, y con una década menos, otro opinó: “Passarella, la Comisión Directiva y Jota Jota se tienen que ir. A los jugadores hay que alentarnos. Ningún jugador sale a perder, pero te tira para atrás que les meten un gol y el técnico se larga a llorar.” Los más conspirativos pedían la renuncia de Passarella, no exclusivamente por su gestión, sino por su enfrentamiento con el presidente de la AFA. “El quilombo de Grondona es con Passarella. Que se vaya hoy y Grondona nos deja en Primera”, se llegó a escuchar.
Todo lo que parecía una muestra de indignación en voz alta, y pedidos de renuncia en voz baja, a las 19:25 se convirtió en una avanzada contra las puertas del club, para intentar ingresar y buscar las cabezas de los responsables, que horas antes habían dejado la escena. Subidos a unos alambrados intentaron romper la puerta, volaron algunas piedras y botellas y la presión fue tal que la Policía salió a reprimir, primero con palos, luego con balazos de goma y finalmente con el camión hidrante. Dos detenidos y algunos pocos heridos fue el saldo de este choque, que no duró más de cinco minutos, a pesar de que algunas personas aprovecharon que el foco de atención estaba en la puerta principal del club, y lograron ingresar por el estacionamiento a cien metros de distancia, aunque su entrada no generó mayores desmanes.
A CANCHA LLENA. Al mismo tiempo de este clima violento, el Comité de Prevención y Seguridad para Eventos Deportivos (CPySED) autorizó que el partido del domingo se juegue con público, a pesar de que miércoles en Córdoba varios hinchas de River ingresaron al campo de juego a agredir a los jugadores, a pesar de que en la puerta del Hindú Club, donde está concentrado el plantel, haya una bandera que dice “Matar o morir”, y de que algunos ayer amenazaron con destruir el micro de los jugadores de Belgrano: “Tiene que llegar acá desarmado y nosotros nos tenemos que ocupar.” Se dice que hubo gestiones al más alto nivel. Nadie quiere que las calles se incendien, en una eventual situación de descenso definido. Y se tiene en cuenta que el Monumental tiene las tribunas lejos de la cancha. Se verá si finalmente hay alegría o tristeza. Si alivio o violencia. Si, de una forma o de la otra, se pueden apagar las llamas...
Publicado por: Tiempo Argentino.
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